Aden Tanner
Información del Códice sobre PERSONAJES «Aden Tanner».

«Nuestra especie se ha juntado para luchar contra el otro desde la época de las cavernas. Nos defendemos de los sin ley, los invasores y los monstruos y estamos orgullosos de hacerlo. Pero hay que recordar una cosa: nadie en la historia de los conflictos se ha considerado un monstruo. Todo el mundo se cree el héroe de su propia historia. Si no podéis entender eso… Si no podéis poneros en la piel del enemigo, ni siquiera por un momento, y preguntaros por qué cree que tiene que mataros, entonces no tenéis lo que hace falta para ser soldados».
— Aden Tanner, dirigiéndose a los cadetes federales, 3298
El almirante Aden Tanner es un jefe militar de la Armada Federal. Ha servido durante más de cuatro décadas y en 3303 tuvo grandes responsabilidades en el enfrentamiento contra los Thargoides al ser nombrado primero jefe de seguridad federal y después enlace militar jefe para la iniciativa Aegis formada por las superpotencias. Es respetado por muchos, incluso fuera de la Federación, por su enfoque meticuloso y racional del conflicto.
Nacido en 3254, se esperaba de Tanner que siguiera los pasos de su autoritario padre y se
convirtiera en médico, pero se alistó en la Armada Federal, junto a un grupo de amigos, en lo que más tarde él mismo describiría como «un acto imprudente de un adolescente rebelde del que no me he arrepentido ni una vez». El padre de Tanner murió en 3277 y los dos nunca consiguieron resolver sus diferencias.
EI comienzo de su trayectoria naval fue de todo menos distinguido. Sus compañeros lo conocían como «Bobo» por su costumbre de comer directamente de los paquetes de comida en vez de usar platos. Además, era más conocido por su irrespetuoso sentido del humor que por sus capacidades. Después de seis meses en la Armada, se descubrió que Tanner era el responsable de un boletín indecente que satirizaba a varios oficiales superiores, incluyendo al sargento Burke Hazell, que quedó profundamente herido y ofendido. Hazell se había interesado personalmente por Tanner y lo había animado a que continuara cuando había tenido problemas con el entrenamiento básico. La defensa de Tanner basada en que intentaba subir la moral fue rechazada y, a pesar de que pudo continuar con eI servicio, fue marcado como posible insubordinado, una etiqueta que volvería para acecharle tiempo después.
La oficial instructora jefe de Tanner, la comandante Myra Dunstock, lo advirtió de que se tomara la vida militar con más seriedad. Llevó a Tanner a una instalación de refugiados y allí vivió una experiencia que más tarde denominaría como mostrarle «lo que el ejército tiene que evitar». Tanner se dio cuenta de la última oportunidad que tenía cuando se le puso al alcance, así que se deshizo del papel de comediante y se puso a entrenar con una energía sin precedentes.
EI incidente decisivo de la trayectoria de Tanner fue el motín de Autolycus en 3271. Por aquel entonces, Tanner servía como oficial de artillería jefe a bordo de la FDN Autolycus, una corbeta bajo el mando del capitán Jaiden Horne. Se envió a la nave para restaurar el orden en Coldharbour Station, que había sido ocupado por rebeldes después de unos disturbios civiles.
Las órdenes del capitán Horne eran monitorizar la estación y esperar a los refuerzos pero, al perderse el contacto de manera abrupta, quedó convencido de que el ataque era inminente. Más tarde, las imágenes de vigilancia mostraron a Horne actuando de una forma cada vez más errática: gritaba las órdenes, le costaba pronunciar las palabras y agredió a un alférez por cometer un error menor. AI ver un grupo de naves de civiles preparándose para abandonar la estación, Horne Ie ordenó a Tanner que abriera fuego, convencido de que iban a estrellarse contra la Autolycus.
Tanner se negó a obedecer la orden al afirmar que era ilícita y que Horne no estaba en condiciones como para dar órdenes. En lo que le llevó a un furioso Horne hacer que Tanner acabará en el calabozo, las naves saltaron fuera del sistema.
En el consejo de guerra de Tanner, Horne intentó usar su historial de rebeldía contra él, pero salió a la luz una serie de polémicas revelaciones: las naves que escapaban llevaban refugiados y el aparente silencio de la estación era culpa del propio Horne, que había desactivado las comunicaciones de la nave sin avisar a su tripulación. Horne, del que más tarde se descubriría que sufría de psicosis inducida por las anfetaminas, se suicidó a medias del juicio por medio del secuestro de un caza en cuya cabina detonó una granada. Tanner fue exonerado y recibió una mención de la presidenta Antonia Madison por sus acciones.
