Arissa Lavigny-Duval
Información del Códice sobre PERSONAJES «Arissa Lavigny-Duval».

«No solo soy la hija del emperador, la soy también del Imperio, y contemplo nuestros logros y tradiciones con orgullo. Sostengo, como mis antepasados, que nacer en el Imperio supone recibir la bendición del universo. Ese es el verdadero significado del vino ceremonial que se vierte sobre las cabezas de nuestros recién nacidos».
«¿Enorgullecerme de nuestra herencia me hace anticuada? Algunos dirían que sí. Sé que hay miembros de mi familia que no soportan la carga del rango y el privilegio sin sentirse eternamente culpables por ello, pero os pido que seáis comprensivos con aquellos que padecen tal dolencia, al igual que lo soy yo. Después de todo, rebelarse es la prerrogativa de la adolescencia».
«Os pido que os guardéis la rabia para un objetivo digno, para aquellos que aceptan nuestras tradiciones en público, pero sirven en privado a sus propios intereses corruptos; para aquellos que se aprovechan de los sacrificios de sus ancestros mientras miran con desdén a nuestro ejército; para todos los parásitos insignificantes, venales y sin carácter que caminan entre nosotros».
«Me he sentado junto a muchos parásitos y, por mantener las formas, he ocultado mi desprecio. Pero esa máscara ya ha cumplido su propósito y debo quitármela. A todos los gusanos anidados afablemente en el corazón de mi querido Imperio les digo: sabemos quiénes sois y vamos a por vosotros».
— Arissa Lavigny-Duval, discurso privado durante la cena poscoronación
Arissa Lavigny-Duval es la vigente emperatriz, nombrada por el Senado Imperial, y descendiente directa del primer emperador, Henson Duval. Al principio, se creía que su padre era el fallecido príncipe Aristide de Lavigny, pero la declaración de Arissa de que era la hija ilegítima del emperador Hengist Duval ha sido confirmada por las pruebas de ADN.
Arissa se ha diferenciado por servir como senadora durante su juventud. A diferencia de otros senadores que no valoraban el apoyo de sus patrones o que dejaban las mediaciones a un representante, Arissa se encargaba de visitar y hablar directamente con ellos. Entre sus preocupaciones más importantes se encontraba el poco margen de movilidad ofrecido por el Imperio. En teoría, era posible subir de rango, pero, en realidad, el poder se acumulaba y los servicios leales no recibían recompensa.
Para espanto de su madre, Arissa se infiltró como esclava en la casa Lagenay, en Achenar, donde hablaba con eI personal y escuchaba en las reuniones. Esta experiencia cambió la visión que tenía del Imperio para siempre. Las reglas podían romperse con impunidad, siempre y cuando se pagaran los sobornos adecuados. EI favor de los senadores podía garantizarse, las cuentas de las corporaciones podían manipularse y las atrocidades podían ocultarse, todo ello por el precio adecuado. En la teoría podía parecer un sistema de patronazgo, pero funcionaba como una plutocracia.
La experiencia de Arissa como esclava también consolidó su propia perspectiva de la esclavitud imperial: era igual de mala que una servidumbre contratada y completamente lujosa en comparación con lo que tenían que aguantar los trabajadores peor pagados de la Federación. Los ciudadanos ajenos al Imperio respondieron señalando que los esclavos en las casas nobles de Achenar apenas podían ser considerados ejemplos de esclavitud y que Arissa quizá hubiera aprendido más si hubiera pasado tiempo en una instalación minera de Mastopolos Mining.
Arissa nunca ha ocultado su determinación para recuperar el gobierno de la ley en el Imperio. Pretende eliminar la corrupción arraigada y ha recibido un gran apoyo del público por ello. A diferencia de su sobrina, Aisling Duval, ella considera los sistemas del Imperio valiosos por naturaleza, pero obstruidos por las negligencias del paso del tiempo. Necesitan ser purificados, no derribados y reconstruidos como quiere Aisling.
Como la primera mujer en ostentar el trono del emperador, Arissa es una figura controvertida para muchos, independientemente de su posición política. Muchos conservadores acérrimos del Imperio han jurado destituirla y reemplazarla por un gobernante que sea más de su agrado.
