La Alianza
Información del Códice sobre la superpotencia «Federación».

Introducción
«Alzaos, como leones tras su letargo.
Que vuestra cuantía les cause embargo.
Sacudid vuestras cadenas y el rocío,
Que mientras dormíais os ha caído.
Sois numerosos, están perdidos».— Percy Bysshe Shelley, La máscara de la anarquía (1819)
«He leído tu discurso un montón de veces, Mic. No nos sirve».
«Claro que podríamos quejarnos sobre el gobierno, la tiranía y la dignidad de la gente trabajadora, y los jóvenes exaltados lo acogerían con entusiasmo como de costumbre. No digo que no hagan falta todas esas cosas, pero no podemos olvidar que es puro marketing. Un envoltorio brillante. No es suficiente».
«Si queremos que la alianza de sistemas independientes sea una realidad, necesitamos mucho más que discursos demagógicos sobre héroes de guerra. Tenemos que demostrarle a nuestro pueblo que esto puede funcionar. Quiero planes de gasto, estimaciones de beneficios, informes de tasación… quiero una información tan firme que no haga falta creer en ella».
«Esta gente está cansada y decepcionada. Les han vendido la moto demasiadas veces desde ambos bandos, así que ya basta de mentiras. Es hora de despertar».— Comunicado privado de Meredith Argent a Mic Turner, fundadores de la Alianza
La Alianza es la más reciente de las tres superpotencias de la galaxia y se define más fácilmente por todo aquello que evita ser, pues rechaza tanto el capitalismo extremo de la Federación como la jerarquía rígida del Imperio, optando en su lugar por una tercera vía basada en la asociación voluntaria para el beneficio mutuo.
El deseo de alejarse de toda interferencia, tanto de las amenazas externas como de la burocracia interna, era la motivación principal que movía la fundación de la Alianza, y así lo recogen los artículos de la organización. Los gobiernos de los sistemas miembros reciben autonomía total para crear sus propias leyes y administrar sus propios asuntos.
La autodeterminación política y la expresión cultural propia son derechos fundamentales para la Alianza, pero está por ver si el resultado definitivo se mantendrá como una armonía estable o una cacofonía de voces discordantes. Todos los miembros de la Alianza son conscientes de que ya se han creado alianzas en el pasado y siempre con resultados nefastos.
Historia
La colonización de Alioth.
Los cimientos sobre los que se sustenta la Alianza se encuentran en Alioth, un sistema con tal abundancia de recursos minerales y gaseosos que los topógrafos iniciales llegaron a considerarlo un «El Dorado» estelar. Cuando la Federación estableció su primera colonia, Alioth 5b en 2452, le pusieron al planeta un nombre menos ostentoso, «Fruitcake«, pues sus depósitos minerales se acumulaban en un suelo arcilloso de manera tan abundante como las guindas en un pastel. La gente, resentida, con el tiempo decía que el nombre era tal porque «todo el mundo quería un trozo».
Surge un conflicto por los derechos mineros en las superpotencias.
La prosperidad de Alioth no tardó en llamar la atención de compañías dispuestas a contribuir a la evolución del sistema a cambio de su porción de beneficios. Lo que empezó siendo una disputa sobre los derechos no tardó en convertirse en un conflicto armado, provocando que el Imperio enviara fuerzas militares, según decía, para proteger a los colonialistas. La Federación también envió sus naves, pero las suyas eran en respuesta a la solicitud de ayuda de las compañías.
Dado que no podían enviar las naves federales sin hacer que estallara la guerra, el Imperio motivó en secreto a los colonos de Alioth para que renunciaran a la Federación y aceptaran protección imperial, dando así vía libre al Imperio para enfrentarse a las fuerzas federales en solidaridad al «deseo del pueblo». Este solo fue el primer de los muchos incidentes en los que se utilizó a la gente de Alioth para contribuir en los planes de otras potencias.
La rebelión financiada por la Federación.
En 2530, la Federación tenía la intención de debilitar el control del Imperio sobre Alioth aprovechando el resentimiento del pueblo hacia el gobernador. La Federación respaldó actos de protesta y vandalismo en secreto. Entonces, las inevitables represalias del Imperio avivaron el fuego del malestar social. Un movimiento terrorista denominado «Caker» y sus atrocidades fueron a más.
Durante los años posteriores se vivieron una serie de longevas y humillantes guerras por el poder, seguidas de campañas de propaganda cínicas conforme los poderes federales, imperiales y corporativos luchaban por Alioth. El sistema hizo un amago fallido de independencia en 2617, que tuvo como consecuencia una efímera cooperación entre el Imperio y la Federación, pues ninguna de las potencias estaba dispuesta a permitirla.
La revolución.
A principios del cuarto milenio, tanto la Federación como el Imperio contaron con presencia en el sistema Alioth. Fruitcake, entonces conocida como Gordonworld, era un protectorado federal, mientras que el Imperio ya había realizado experimentos de terraformación en el mundo de New California, además de disponer de plataformas de minería de gas en el sistema.
Las corporaciones federales que suministraban recursos a New California habían subido los precios de sus mercancías ya en varias ocasiones durante los últimos años. De este modo, cuando impusieron una nueva subida, los habitantes del planeta se sublevaron. En la insurrección que aconteció, los rebeldes requisaron todas las naves disponibles y se dirigieron a las plataformas de minería de gas, donde atacaron a los empleados corporativos de las bases espaciales.
Tras el estado de alarma, el Imperio y la Federación enviaron naves para aplacar la rebelión, pero un regimiento improvisado compuesto por cazas de Alioth y —en gran parte— voluntarios de sistemas independientes cercanos pudo con ellos. Ni el Imperio ni la Federación fueron capaces de afianzarse allí, de modo que ambas potencias tuvieron que retirarse. El Imperio se encontró con demasiados problemas logísticos al luchar tan lejos de casa, mientras que los esfuerzos de la Federación se vieron superados por la simpatía generalizada hacia los rebeldes.
La gestación de una Alianza.
La victoria en Alioth había demostrado que si los sistemas independientes trabajaban juntos podían resistir ante las superpotencias. Los encargados de guiar los ánimos del pueblo y de proponer una alianza permanente fueron el piloto Mic Turner y la científica Meredith Argent, una alianza con la que los sistemas independientes bajo su protección podrían disfrutar de libertad frente a las interferencias del Imperio y la Federación.
La Alianza se fundó en 3230 y durante las dos décadas siguientes se incrementó su de miembros en más de veinte sistemas, algunos huyendo de la Federación y del Imperio, otros afirmando ser independientes.
Sociedad
Muchos mundos, pocas normas y ningún gobernante.
Los artículos de la Alianza sobre la membresía están diseñados para unir a los sistemas miembros con lazos fuertes y honestos que les ofrezcan la mayor autodeterminación posible. La membresía garantiza una prosperidad mutua a través del libre comercio y la seguridad por medio de la Fuerza de Defensa de la Alianza, dejando gran parte de los asuntos de gobierno a los miembros individuales.
La Asamblea de la Alianza actúa como un comité de arbitraje central que ayuda a resolver problemas entre los sistemas miembros. También supervisa acuerdos formales entre miembros, como tratados, objetivos de investigación y políticas acordadas mutuamente.
Dado que ningún sistema puede tener más peso que otro, la Asamblea suele estar sobrecargada con negociaciones por todas partes. Hacer que todas las partes se pongan de acuerdo es una tarea que suele compararse con controlar manadas de ling langs, unos carnívoros malhumorados del sistema Achenar.
Existe también un organismo de funcionarios que no se involucran en política y se encargan del trabajo administrativo diario que permite que la Alianza siga su curso.
Autonomía condicional de los miembros del sistema.
Los miembros de la Alianza están obligados a convenir y defender un código de derechos humanos y a contar con un gobierno elegido democráticamente. Los ciudadanos de cualquier estado miembro tienen libertad de movimiento y residencia en cualquier otro estado miembro. Además, todos los sistemas miembros están obligados a ofrecer apoyo militar a cualquier miembro aliado cuando sea necesario.
Ejército
La Fuerza de Defensa de la Alianza.
Aunque cada sistema miembro de la Alianza cuenta con su propio ejército, todos los miembros están obligados a proporcionar naves y personal a la Fuerza de Defensa de la Alianza. Este grupo de respuesta rápida suele mantenerse en espacio de la Alianza y sus tareas van desde proporcionar apoyo militar a los sistemas asediados, hasta evacuar asentamientos afectados por catástrofes naturales.
Un Concilio de Almirantes formado por seis miembros se encarga de supervisar a la Fuerza de Defensa de la Alianza. Tiene que rendir cuentas a la Asamblea, pero no necesita su visto bueno para ejecutar ninguna acción. Esta libertad en la toma de decisiones evita que las acciones militares urgentes se retrasen por debates tediosos.
Cultura y valores
Cooperación, respaldo mutuo, tolerancia y respeto.
Los valores que unen a los sistemas de la Alianza también se aplican al plano interpersonal. Al igual que los diferentes mundos de la Alianza reconocen la legitimidad y valores de los demás, los individuos suelen ser contrarios a mostrar prejuicios entre sí, y se pondrán de acuerdo para ayudarse mutuamente en caso de necesidad.
La diversidad es poder.
Los miembros de la Alianza no están obligados a atenerse a la saturación corporativa de la cultura federal ni a la postura obsesionada con el estatus del Imperio. Se motiva a los sistemas individuales para que conserven y celebren sus propias identidades culturales. Los resultados de este punto de vista dan lugar a una rica variedad de producción dramática, literaria y artística.
Libertad de opinión, libertad de manifestación.
Una de las constantes culturales más curiosas entre los sistemas miembros de la Alianza es la forma en que los ciudadanos valoran su libertad de quejarse. Tienen todo el derecho a criticar a sus gobiernos sin miedo a represalias, y lo hacen con frecuencia. Las experiencias de explotación del pasado han provocado que muchos ciudadanos se hayan vuelto escépticos, pero también les ha provisto de un humor mordaz y la voluntad de enfrentarse a las circunstancias que propone la vida.
Relaciones diplomáticas
La Federación.
La postura de la Alianza hacia la Federación varía con brusquedad en función de si alguien pregunta acerca de su gobierno o de sus ciudadanos. El gobierno se considera arcaico y rígido, incapaz de detener su lento declive hacia la decadencia, pero la ciudadanía está considerada mucho más compasiva. Los ciudadanos de la Alianza, orgullosos de su emancipación, tendrán, casi seguro, un punto de vista condescendiente de los ciudadanos federales, pues se les caracteriza como ingenuos ignorantes a los que se les entretiene con el consumo de entretenimiento masivo y productos de marca.
No obstante, no se piensa que sea culpa suya. Todo lo contrario, la gran mayoría sostiene que la Federación y los magnates corporativos son los que fuerzan a la gente a estar en ese estado servil.
A la Alianza le interesa más persuadir a los sistemas federales para que se unan a su causa y ganar, así, la guerra moral, más que reclamar venganza por errores del pasado. Ya ha habido suficiente violencia.
El Imperio.
La Alianza aborrece al Imperio. Su cultura monolítica, veneración a la opulencia, desdén hacia los derechos humanos y tolerancia a la esclavitud no podrían situarlo más lejos de los valores de la Alianza de respeto mutuo y libertad de explotación. Pese a todo esto, muchos miembros de la Alianza prefieren tratar con el Imperio antes que con la Federación. La opinión generalizada es que la Federación siempre tratará de hacer ver que es algo que no es. Al menos, con el Imperio se sabe de sobra con lo que uno está lidiando.
La mayoría de ciudadanos de la Alianza observa el movimiento progresista del Imperio con cinismo. Todos saben que el Imperio no va a cambiar sus formas, pues el modelo social del Imperio no es sino una imitación del pasado. No obstante, algunos miembros de la Alianza han visto con buenos ojos la llegada de la primera emperatriz. No es que los cimientos del Imperio estén tambaleándose, pero un cambio tan relevante no puede pasarse por alto.
